MANEJO DEL DOLOR
Indiscutiblemente siempre hemos
sido conscientes de que el dolor desde cualquier punto de vista y cualquiera
que sea la causa de dicho dolor no solo afecta al paciente sino en general a
toda la familia.
El dolor sin embargo para todos
los pacientes y para sus allegados es manifestado de diferentes maneras, como
bien fue explicado en los documentos proporcionados el dolor es diferente en cada
integrante y en cada situación, durante la atención médica de la población adscrita
a la UMF 21, nos hemos dado cuenta que muchas de las veces los familiares
somatizan o integran datos de sus familiares enfermos en ellos, llegando
incluso a cuestionar al personal de salud si ellos son susceptibles a desarrollar
alguna patología similar o si ellos incluso ya son portadores de dicha situación
de salud que compromete la vida de su enfermo, esto nos lleva en primer lugar a
darnos cuenta y hacer memoria sobre las condiciones y acciones que se están llevando
a cabo en la familia y muchas de las veces, incluso tenemos que solicitar
estudios complementarios debido a que en verdad la situación en los familiares
de nuestro paciente son muy específicos y por su inquietud es mejor sacar de
dudas dichos cuestionamientos.
Muchas vece inclusive somos quienes antes de solicitar estudios pertinentes debemos objetivar la situación y hacer consciente a los familiares que una persona de 25 años que se encuentra al cuidado de su abuelo con cáncer de próstata es muy raro que llegue el a presentar y desarrollar la misma patología de su familiar, esto es que llegue a tener una condición similar, por ello es necesario hacer entender a los pacientes de los riesgos incluso que están expuestos al estar en constante apego con los pacientes poseedores de morbilidades.
De igual forma, las enfermedades crónicas
siempre llegaran a ser un parteaguas en las familias, con ello es necesario sensibilizar
a los integrantes y hacerles ver todos los apoyos con los que cuentan para
poder salir adelante y de la mejor manera de las crisis a las que están sujetos,
así como buscar apoyo y ayuda profesional correcta y a tiempo para prevenir
situaciones que puedan llegar a comprometer la vida incluso de una forma mucho más
dañina a algún integrante de la familia que al propio poseedor de la
enfermedad.
Todos somos conscientes y
conocemos la gran transición demográfica de la cual somos incluso participes
con nuestros abuelos, compañeros, amigos, conocidos y allegados, de manera más
amplia, nosotros como personal de salud nos vemos obligados durante nuestra
jornada diaria a atender a una basta cantidad de adultos mayores que a
pacientes de edades pediátricas, todo este cambio generacional y poblacional
nos lleva a tener mayor cuidado y sustentar de forma adecuada bases que nos
permitan atender no solo de manera integral a nuestro paciente portador de
alguna patología crónica, sino de aquellos que se dedican a su cuidado, y es
exactamente en este punto donde muchas de las veces pasamos por alto la salud o
el cuidado (tan esencial e importante) que le debemos de dar a estas personas,
lamentablemente esto último muchas ( o la mayoría de las veces) no es un
término en plural, ya que lamentablemente solo es una persona la que llega a
tener el cuidado de forma prioritaria sobre nuestros pacientes.
Al igual que deseamos que una paciente embarazada acuda a consulta meses previos a quedar embaraza para iniciar un control prenatal adecuado y con manejo profesional, de igual manera desearíamos que aquellas personas que van a ser destinadas al cuidado y atención del paciente con alguna enfermedad crónica o terminal, llegaran tiempo antes de aceptar esa ardua tarea y con ello entender las necesidades y cuidados que se deben de tener no solo hacia el paciente al que se le brindarán todos los cuidados sino también considerando las acciones pertinentes que deben de llevar hacia su persona.
Es muy fácil decidir que la persona más allegada, la que vive en el mismo hogar, que regreso a casa después de su separación, que está en planes de divorcio, la que quedó viuda o la menor del hogar es la que tiene, por obligación y tradición mexicana, la tarea de quedarse al cuidado de los padres o de la persona que ya no puede depender de ella misma, la elección muchas veces está sobre escrita y en esa persona recaen todas las situaciones y acciones que se tienen que cumplir en su totalidad, es en este punto donde nosotros como profesionales de la salud y exclusivamente como Médicos Familiares tenemos que dar a entender que el cuidado no solo recae en una persona, sino que debe de ser un compromiso compartido e incluso de índole familiar.Muchas veces sabemos de
cuidadores primarios que incluso se enferman de situaciones que no entraban en
su estilo de vida antes de dedicarse por completo al cuidado de la familia,
otra veces, somos escuchantes de situaciones que la familia culpa al cuidador
primario por el mal cuidado o los malos tratos hacia el paciente enfermo,
algunas otras veces escuchamos que el cuidador primario ya no tiene las
oportunidades o facilidades que cualquier otro integrante de la familia que
cohabita en el mismo hogar y lamentablemente me ha tocado escuchar que el
cuidador incluso fallece antes que el paciente terminal, algo inaceptable y
reprobable para todos, incluidos nosotros. Es por esa misma razón y para llegar
a prevenir dichas acciones, el hacer del conocimiento de la familia los apoyos
con los que se deben de contar, las acciones que se deben de realizar y que la
responsabilidad no recae en una persona, sino deben de existir cuidadores o
apoyos secundarios que salgan a la atención conjunta del paciente enfermo y en
quienes también recae la responsabilidad y el cuidado, es decir, tener todo en
perfecto equilibrio y permitir libertades, vacaciones, descanso y privacidad en
la vida de cada uno de los que estén al cuidado del paciente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Lara PG, et al. Perfil del
cuidador: sobrecarga y apoyo familiar e institucional del cuidador primario en
el primer nivel de atención. Rev Esp Med Quir. 2008;13(4):159-166.
Alvarez, T. Reflexiones sobre la relación del dolor crónico
con la estructura familiar. Iatreia, 3(2), pág. 91-96. Recuperado a partir de https://revistas.udea.edu.co/index.php/iatreia/article/view/3405
Pérez, A. et al. Función familiar y salud mental del
cuidador de familiares con dependencia. Elsevier. Vol. 41. Núm. 11. páginas
621-628 (Noviembre 2009)
Saludos Dr. César.
ResponderBorrarMe parece un ejercicio bastante analítico el que realizas con tu comentario, muy importante, pues la asociación del tema con lo que ocurre en nuestra práctica como médicos es fundamental para comprender como se dan los conflictos en la familia. Como médicos debemos ser conscientes que al tratar a un paciente con dolor crónico, invariablemente vendrá acompañado de conflictos psicoemocionales, incluso a veces extensivos a algún miembro de la familia. Nuestra función es reconocer estos conflictos, darles seguimiento y asegurar el mejor destino posible, ya sea en forma de tratamiento farmacológico, apoyo psicológico o tanatológico y por supuesto la orientación y consejería de parte del médico familiar. En el mismo orden de ideas, quienes asumen un rol de cuidador primario, deberán estar en observación, pues este rol es un factor de riesgo para el desarrollo de problemas psicoemocionales e incluso físicos, que debemos detectar a tiempo a fin de evitar un mayor desequilibrio en la familia.
Muy buen trabajo Dr.